Ansiedad y ataques de pánico
El miedo y el pánico pueden tener un efecto paralizante, conducir a la soledad y limitar enormemente la libertad personal. Las personas que sufren de fobia social, por ejemplo, suelen evitar situaciones en las que se encuentran con varias personas. Las consecuencias pueden ser la soledad, la reducción del círculo de amigos y dudas sobre las propias habilidades sociales. El miedo a sentirse avergonzado, a no tener nada que decir, a aburrirse y sentirse tenso en situaciones sociales desalienta a las personas con ansiedad social a entablar o mantener las relaciones existentes. Las personas con claustrofobia evitan viajar en medios de transporte de los que no pueden bajarse de forma independiente en cualquier momento, y las personas con agorafóbia evitan lugares que puedan estar asociados a una percepción de pérdida de control, por ejemplo plazas grandes o edificios altos.
Sin embargo, si tratamos de evitar el miedo evitando los factores desencadenantes, a menudo terminamos en un ciclo que crea más miedo. Síntomas como rodillas débiles, temblores, sudoración y palpitaciones pueden ser inquietantes y asustarnos todavía más.
En el Coaching o la terápia orientada al cuerpo puede usted desarrollar una nueva forma de interpretar los síntomas del miedo y el pánico. Por un lado, tratamos los síntomas físicos de la ansiedad y, por otro lado, también tratamos las causas de los ataques de pánico o ansiedad. Puede aprender usted a detener los pensamientos que aumentan el miedo, enfocarse en las sensaciones físicas entrenando a interpretarlas con equanimidad, y notar que el miedo también puede ser vigorizante y emocionante en un sentido positivo. Cuando usted permite que la energía del miedo fluya a través de usted, el miedo ya no se interpondrá en su camino como un bloqueo insuperable, sino que le puede inspirar y le permite sentirse vivo.